Revista Costarricense de Orientación

ISSN 2215-6615

Vol. 4 Num. Especial, 2025, p. 1-10

https://www.rco.cpocr.org/index.php/rco/index

https://doi.org/10.54413/rco.v4iEspecial.46

Orientar en contextos complejos: Derroteros de la orientación vocacional en el sistema educativo costarricense

Guiding in complex contexts: Paths of vocational guidance in the Costa Rican educational system

Orientação em contextos complexos: Caminhos de orientação profissional no sistema educacional costarriquenho

Ana Victoria Garita-Pulido

Ministerio de Educación Pública

Cartago, Heredia

https://orcid.org/0000-0002-3479-7893

https://ror.org/03f856541

avictoria@gmail.com

RECIBIDO: 20 de febrero de 2024 / ACEPTADO: 25 de marzo de 2025

Resumen

Este artículo presenta algunas reflexiones en torno a los derroteros para el quehacer de la orientación vocacional en el sistema educativo costarricense. Se reflexiona sobre la complejidad que reviste los contextos en que se circunscribe la acción orientadora y sobre la necesidad de asentar el ejercicio profesional desde el paradigma de la complejidad. Este posicionamiento permitirá brindar respuestas oportunas a los desafíos propios del quehacer profesional, de manera que estos sean afrontados con una mirada amplia y dinámica que considere el entramado complejo que caracteriza a la persona orientada en virtud de las circunstancias políticas, económicas, sociales, culturales, axiológicas, así como sus interrelaciones y percepciones. A la vez, se retoman algunos elementos del enfoque de construcción de vida (life designing), el cual permite operativizar la intervención en orientación vocacional desde una perspectiva de complejidad, al plantear la necesidad de transitar hacia un modelo ajustado a las realidades actuales que tome en cuenta el contexto, los valores, las interrelaciones, percepciones y capacidades personales en la construcción de trayectorias en los diferentes ámbitos que integran la vida. Por último, se plantean algunas claves para optimizar la orientación vocacional de manera que se asiente la acción orientadora en los elementos sustanciales que ambas perspectivas teóricas plantean, con el fin de contribuir a la empleabilidad, el desarrollo de la carrera y la justicia social de las poblaciones que se atiende.

Palabras clave: orientación vocacional, paradigma de la complejidad, construcción de vida, contextos complejos, sistema educativo.

Abstract

This article presents some reflections on the paths for vocational guidance in the Costa Rican educational system. It reflects on the complexity of the contexts within which guidance is circumscribed and on the need to establish professional practice on a paradigm of complexity. This position will allow for timely responses to the challenges inherent to professional practice, so that these are addressed with a broad and dynamic perspective that considers the complex framework that characterizes the person being guided based on political, economic, social, cultural, and axiological circumstances, as well as their interrelations and perceptions. At the same time, it revisits some elements of the life designing approach, which allows vocational guidance intervention to be operationalized from a perspective of complexity, by proposing the need to move towards a model adapted to current realities that consider the context, values, interrelations, perceptions, and personal capacities in the construction of trajectories in the different areas of life. Finally, some key points are proposed for optimizing vocational guidance, ensuring that the guiding actions are rooted in the substantial elements proposed by both theoretical perspectives. The goal is to enhance employability, career development, and social justice for the target populations served.

Keywords: vocational guidance, complexity paradigm, life design, complex contexts, educational system.

Resumo

Este artigo apresenta algumas reflexões sobre os caminhos da orientação profissional no sistema educacional da Costa Rica. Reflete-se sobre a complexidade dos contextos em que se circunscreve a ação orientadora, bem como sobre a necessidade de fundamentar a prática profissional a partir do paradigma da complexidade. Esse posicionamento permitirá respostas oportunas aos desafios inerentes ao trabalho profissional, de modo que estes sejam enfrentados com uma perspectiva ampla e dinâmica que considere o arcabouço complexo que caracteriza o indivíduo, a partir das circunstâncias políticas, econômicas, sociais, culturais e axiológicas, bem como suas inter-relações e percepções. Ao mesmo tempo, são revisitados alguns elementos da abordagem do desenho de vida, o que permite operacionalizar a intervenção da orientação profissional a partir de uma perspectiva de complexidade, propondo a necessidade de avançar para um modelo adaptado às realidades atuais que leve em consideração o contexto, os valores, as inter-relações, as percepções e as capacidades pessoais na construção de trajetórias nas diferentes áreas que compõem a vida. Por fim, são propostos alguns pontos-chave para otimizar a orientação profissional, de modo que a ação orientadora se baseie nos elementos substanciais que ambas as perspectivas teóricas propõem, com o objetivo de contribuir para a empregabilidade, o desenvolvimento profissional e a justiça social das populações atendidas.

Palavras-chave: orientação profissional, paradigma da complexidade, concepção de vida, contextos complexos, sistema educacional.

Introducción

Las realidades sociales en que se circunscribe la acción orientadora en el momento actual distan de la realidad política, económica, social y cultural en que se dio origen a este servicio en el sistema educativo costarricense.

Hoy la persona profesional en Orientación requiere un referente teórico-metodológico amplio que le permita hacer lectura comprensiva de las realidades en que se desarrollan las personas orientadas, para que logre tener una visión “de ser humano físico, biológico, psíquico, antropológico, revestido de una personalidad, en constante interacción con lo cultural y lo social”. (Rojas, 2007, p. 250)

Esta visión permitirá una intervención que responda a las características, necesidades y al momento histórico en que se vive, revistiendo el ejercicio de la Orientación de un carácter oportuno, pertinente y ajustado a las demandas de la realidad actual.

Resulta necesario actualizar los procesos de orientación vocacional que se emprenden, ya que la compleja realidad social que se experimenta demanda un redireccionamiento de las estrategias que se implementan. (Gavilán, 2006)

Esto permite identificar derroteros, a fin de ofrecer un servicio que promueva capacidades en las personas orientadas para el desarrollo de la carrera, la empleabilidad y la justicia social en un escenario político, económico y social complejo.

Una acción orientadora circunscrita en contextos complejos

En la actualidad el Servicio de Orientación se circunscribe en un contexto complejo de recuperación por el impacto de la pandemia, que no solo ha generado consecuencias importantes en la economía, sino también en los servicios de salud, de educación, a nivel de empleo, de tecnología, de salud mental y en el plano relacional, que “evidencian lo variado y muchas veces las imprevistas situaciones que circundan a la persona como ser social y a la Orientación como profesión”. (Vargas, 2020, p. 315)

En este escenario se han acentuado diferencias entre sectores de la población en cuanto a su capacidad adquisitiva y a la posibilidad de atender las necesidades básicas propias y del grupo familiar, generando situaciones de vulnerabilidad para ciertos colectivos:

Hay notables asimetrías en el dinamismo económico y en el restablecimiento de los ingresos de los hogares, según sea el sector de actividad, la región y el grupo social al que se pertenece. En términos generales, la producción de las zonas francas, el centro del país y la situación de los grupos de mayores ingresos y nivel educativo han logrado recuperarse, mientras que la economía para el mercado doméstico, las regiones fuera del Valle Central, personas trabajadoras sin calificación educativa, jóvenes y mujeres no se recuperan del golpe recibido. (Programa Estado de la Nación [PEN], 2022, p. 35)

Estas desigualdades crean condiciones de exclusión social para ciertas personas y grupos familiares, las cuales son ocasionadas por el momento histórico que se vive y la posición que se ocupa en la estructura social. Desigualdades que ya eran parte de la realidad prepandemia por las dificultades del Estado y sus instituciones “para resolver los rezagos sociales y económicos acumulados durante la última década”. (PEN, 2022, p. 35)

A esto se debe sumar todo aquello que genera en el plano personal y colectivo los cambios a nivel científico, económico y social en el transcurrir del tiempo:

El nuevo orden del sistema productivo, las diferentes respuestas a este cambio, los avances científicos y tecnológicos -en especial en lo referente a medios de comunicación, informática y telemática-, y los nuevos valores de consumo, generan diferentes formas y lazos de comunicación que la Orientación no ha previsto hasta el momento. (Gavilán, 2006, p. 19)

Cambios que generan desafíos para la acción orientadora, vinculados a desarrollar un servicio que se integre a las nuevas corrientes científico-tecnológicas y a la comprensión de la dinámica económica, política y social en que se debe intervenir.

Por otra parte, la práctica profesional se ve permeada por la crisis que experimenta la educación costarricense:

Debido al golpe combinado de los rezagos históricos y los efectos económicos y sociales generados por la pandemia del covid-19 (…) cohortes enteras de estudiantes arrastran deficiencias educativas (…) se tienen amplios y diversos grupos de estudiantes rezagados (…) además con un agravante: la falta de evaluación educativa mediante pruebas nacionales en los últimos años. (PEN, 2021, p. 29)

En esta complejidad el Servicio de Orientación desarrolla diversos procesos a lo largo y ancho del país desde las diferentes modalidades de la oferta educativa del Ministerio de Educación Pública. Como parte del servicio educativo contribuye al logro de los fines de la educación costarricense, y enfrenta los desafíos que supone la diversidad de realidades personales y sociales de un mundo desigual que cambia constantemente, que demanda discernir los derroteros del quehacer orientador. (Vargas, 2020)

Estas realidades complejas suponen respuestas complejas, por parte de la persona profesional en Orientación, “que llevan a redefinir y ampliar el marco de la prevención” (Gavilán, 2006, p. 20) en las intervenciones.

Esto demanda que el quehacer de la orientación vocacional enfatice en su carácter preventivo y privilegie aquellas acciones y tareas que amplifiquen sus alcances; lo cual conlleva claridad técnica y la versatilidad de la persona orientadora en el acompañamiento del estudiantado en la construcción de su trayectoria de vida, basada en la lectura comprensiva de la realidad política, económica y social compleja, cambiante e incierta en que se desarrolla y en la cual enfrenta diversos desafíos.

Derroteros para la orientación vocacional en contextos complejos

Las realidades en que se desarrolla el Servicio de Orientación en el sistema educativo suponen una serie de desafíos para el ejercicio profesional, en vista de que se requiere ajustar la intervención a las necesidades actuales y las características del contexto político, económico, social, cultural y tecnológico en que se desarrollan las personas orientadas.

Ajuste que implica “que el quehacer orientador tenga que moverse de lugar o posicionamiento conocido” (Vargas, 2020, p. 317). Esto implica repensar las bases epistemológicas y metodológicas desde las cuales se lleva a cabo la orientación vocacional, para contar con referentes que faciliten una comprensión dinámica de las poblaciones que se atienden, así como un marco de referencia que permita implementar respuestas que estén por encima de la visión reduccionista y lineal del desarrollo personal y social en los procesos vocacionales que se emprenden.

Durante el curso lectivo 2023 el Departamento de Orientación Educativa y Vocacional (DOEV), del Ministerio de Educación Pública (MEP), implementó la estrategia de conversatorios en los núcleos de Orientación en todas las direcciones regionales del país. Dicha estrategia propició la reflexión en torno a las condiciones complejas de las personas y contextos a los cuales se dirige el Servicio de Orientación. Asimismo, impulsó la necesidad de cambio en el posicionamiento en el desarrollo de los diferentes procesos de orientación vocacional que se implementan en los centros educativos, sustentándose en el paradigma de la complejidad y el enfoque de construcción de vida (life designing). Esto permitió analizar dichas teorías, con el fin de que “se pueda instruir, formar y asesorar a las diferentes poblaciones acerca del cambio social y el surgimiento de nuevos mecanismos de transición a la vida adulta, de los nuevos trabajos y estilos de trabajar”. (Vargas, 2020, p. 320)

El paradigma de la complejidad como paradigma emergente constituye un nuevo posicionamiento que “tiene enormes consecuencias en el planteamiento de las ciencias, la educación, la cultura, la sociedad, al plantear que la complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico. (Alvarado, 2015, p. 7)

Al posicionar la acción orientadora en dicho paradigma, la intervención vocacional se sitúa en el momento histórico, cultural, político, económico, relacional y social dinámico, cambiante e incierto, y actúa acompañando a las personas en el proceso de autogestión de su desarrollo y bienestar en medio del entramado de circunstancias, experiencias, percepciones, acciones, valores e interacciones en que se desarrolla. Así:

Se comprende que la persona genera su bienestar desde el conjunto de la vida, de la totalidad y más allá de estos vínculos desde la unidad de la vida. Dicha unidad implica ser este todo y a la vez conservar la especificidad que caracteriza a cada ser vivo. (Alvarado, 2015, p. 8)

La complejidad como marco comprensivo en la intervención en orientación vocacional visualiza a la persona orientada revestida de capacidades que le permiten navegar la incertidumbre que caracteriza la vida. A la persona profesional en un rol que trasciende por solucionar problemas, apagar incendios o emparejar personas con profesiones le demanda ubicarse como acompañante en un proceso en que la persona logre autoorganizarse para crear acciones creativas con las cuales afronte las vicisitudes de su vida. (Alvarado, 2015)

Esta visión de ser humano permite trabajar bajo una lógica que favorece que se superen los determinismos sociales, culturales y económicos propios de los contextos en que interactúa la persona orientada, Por tanto, la intervención, al centrarse en el desarrollo de capacidades que afrontan los retos de la vida, fortalece el poder personal para que se conduzca con acciones consecuentes que gesten esperanza y condiciones adecuadas para el bienestar personal y colectivo, con lo que se contribuye a la justicia social.

De ahí que la labor orientadora desde el área vocacional debe apostar por el desarrollo de capacidades que le permitan a la persona orientada construir respuestas creativas para autogestionar su desarrollo indistintamente de las circunstancias, interacciones y características propias del momento histórico que vive.

Por ello, las reflexiones a nivel disciplinar “han puesto en evidencia que se precisan nuevos enfoques para responder a las necesidades de las personas que viven en las sociedades del conocimiento del siglo XXI”. (Savickas y otros, 2009, p. 239)

Dichas reflexiones cuestionan las certidumbres vinculadas al qué, para qué y cómo de la intervención en orientación vocacional, de manera que resulten oportunas y pertinentes a las realidades complejas en que se desenvuelven las personas, y así la acción orientadora esté destinada a acompañarlas en la construcción de su vida en medio de la complejidad que les reviste. Esto conlleva ubicarse en la perspectiva de la construcción de vida (life designing). De esta manera, la intervención acentúa:

La permanente “co-evolución” de los individuos, la economía y la sociedad. Además, debe producir los conocimientos y las habilidades específicas requeridos para analizar los contextos ecológicos, las dinámicas complejas, las causalidades no lineales, las múltiples realidades subjetivas, las adaptaciones dinámicas, y para actuar en consecuencia. (Savickas y otros, 2009, p. 242)

Tal consideración implica que se comprendan los procesos vocacionales desde una visión que reconozca el poder personal de autogestionar el propio desarrollo en los distintos ámbitos de la vida, incluido el profesional.

Desarrollo que ocurre en interacción constante con un entorno revestido de múltiples matices políticos, económicos, sociales, culturales, axiológicos, que plantean diversos desafíos en la trayectoria personal y que le demandan a la persona orientada respuestas creativas para actuar en consecuencia a lo largo de la vida. Así:

El marco general de la intervención de acompañamiento definido de esta manera (a lo largo de toda la vida, holístico, en contexto y preventivo) apunta a ayudar a las personas a acrecentar su adaptabilidad, su narratividad y su actividad. Mientras que la adaptabilidad es relativa al cambio, la narratividad concierne a la continuidad. Juntos, adaptabilidad y narratividad dan a los individuos la flexibilidad y la fidelidad a sí mismos que les permiten emprender actividades que tengan sentido para ellos y desarrollarse en las sociedades del conocimiento. (Savickas y otros, 2019, p. 245)

La persona profesional en Orientación funge como acompañante para que las personas materialicen su trayectoria de vida en un contexto cambiante e incierto, al hacer compromisos con aquello que tenga sentido en los distintos ámbitos de la vida y con responsabilidad social.

Situar la intervención desde este marco comprensivo supone asumir unos lentes nuevos que refresquen el ejercicio profesional, y con ello, el aporte potencial de la acción orientadora en el sistema educativo costarricense.

Claves para optimizar los procesos vocacionales en contextos complejos

Si bien es cierto que la Orientación parte de un enfoque de prevención, las dinámicas institucionales complejas, la normativa vinculante, y las otras funciones inherentes al cargo, han limitado en ocasiones los alcances potenciales de la acción orientadora desde la visión de procesos y de prevención primaria, situando dicha acción varias veces en una posición remedial y reactiva.

La complejidad de las realidades sociales en las que se desarrolla la acción orientadora demanda repensar los procesos vocacionales que se ofrecen, para que respondan de manera oportuna a los desafíos políticos, económicos y sociales actuales, y a las necesidades de las personas orientadas, pues:

La Orientación tiene deficiencias, huecos y desactualizaciones que deben ser superados si se quiere responder a las demandas del medio social. Y esto solo será posible si se replantean las bases y los problemas sobre los que está sentada la Orientación. (Gavilán, 2006, p. 20)

Esto conlleva no solo actualizar los fundamentos teóricos y metodológicos en que se sustentan los procesos de orientación vocacional que se emprenden, sino también revisar perfiles y funciones, despojar el rol profesional de tareas que no le corresponden y revisar las ratios de matrícula, para brindar una atención más efectiva, preventiva y sistemática a las diferentes poblaciones. A la vez, un proceso continuo de formación permanente que permita fortalecer el ejercicio profesional desde esta nueva visión.

Así la práctica profesional puede volver a privilegiar de manera progresiva la visión de proceso con carácter sistemático y preventivo, sustentado en un cuerpo de conocimientos teóricos-metodológicos que se ajustan a las poblaciones, a sus contextos y al momento histórico en que se desarrollan.

El marco legal que da sustento a la Orientación en el sistema educativo costarricense plantea un objetivo claro para este servicio, el cual está consignado en el inciso f del artículo 14 de la Ley Fundamental de Educación. Este plantea, como una de las finalidades de la educación secundaria, el desarrollo de habilidades y aptitudes que permitan a la persona estudiante orientarse hacia algún campo de actividades vocacionales o profesionales. A la vez, se indica en inciso a del artículo 22 de dicha ley que se debe ofrecer un servicio de orientación educativa y vocacional, con el fin de facilitar la exploración de aptitudes e intereses en la elección de planes de estudio y un buen desarrollo socioemocional. (Ministerio de Educación Pública, 2017)

Este propósito constituye el timón del Servicio de Orientación en las diferentes modalidades del sistema para que, mediante diversas estrategias según las características y posibilidades de los contextos educativos, se implementen procesos que fortalezcan a las personas estudiantes en la construcción de su vida. Así el eje medular de dicho servicio confluye en el desarrollo vocacional del estudiantado, que se fortalece con el accionar de la persona profesional en Orientación desde las diversas áreas y modalidades de intervención.

En este cometido resulta necesario que la persona profesional supere la visión lineal y reduccionista sobre la cual se ha asentado la orientación vocacional, de manera que su accionar se sustente en una visión de ciclo vital, preventivo, holístico y contextual, pues “la idea de vocación como algo que existe, que basta descubrir, debe cambiarse por la idea de vocación como búsqueda continua, -algo que se va construyendo, deconstruyendo y reconstruyendo a lo largo de la vida-” (Pereira, 2012, p. 59). Por lo que es necesario “considerar las ‘trayectorias de vida’ en el curso de las cuales los individuos diseñan y construyen progresivamente su propia vida, incluyendo su trayectoria profesional”. (Savickas y otros, 2009, p. 241).

Así la orientación vocacional debe versar sobre el proceso autoconstructivo que lleva a cabo una persona en desarrollo que enfrenta diversos desafíos a lo largo de la vida, interactuando con un entorno complejo e incierto donde construye su vida a través de los distintos ámbitos que la caracterizan.

Desde el enfoque de construcción de vida (life designing) se propone un modelo de intervención para la orientación Vocacional que consta de seis etapas, el cual privilegia la construcción de relatos y que, de acuerdo con Savickas y otros (2019), consiste en:

a) Identificación del problema y su contexto principal: Se clarifica el objetivo de la consulta, explorando el motivo y las expectativas de la persona orientada. A la vez, se establece una alianza de trabajo entre ambas partes. Se promueve que la persona orientada construya un relato contextualizado de su circunstancia, donde incluya los diferentes ámbitos y roles de su vida, para identificar los roles centrales vinculados al problema.

b) Exploración del sistema actual de las formas identitarias subjetivas de la persona orientada: El propósito es que la persona que consulta construya un relato basado en las percepciones de sí misma, de cómo organiza su identidad y cómo funciona en el rol central en que se ubica el problema. La persona orientadora promueve que quien consulta reflexione sobre sus experiencias, sus vínculos, sus interacciones y sus acciones, de manera que ambas logren comprender cómo se percibe.

c) Abrir perspectivas: Con base en lo relatado en la etapa anterior, la persona mira con objetividad, lo que posibilita que se distancie de su relato para estudiarlo y comprenderlo. Así, la persona orientada puede mirarlo desde otro ángulo y de manera crítica para reorganizar, revisar y revitalizar el relato. La persona orientadora está atenta a observar cambios en la perspectiva de sí mismo/a y su realidad por parte de quien consulta.

d) Ubicar el problema en una nueva historia: La mirada objetiva de sus relatos le permite a la persona orientada ubicar el problema en una nueva visión de sí misma y de su historia. Esto le abre nuevas posibilidades para elegir tentativamente un nuevo rol o una nueva identidad que le permite dar solución al problema, integrando lo anterior y lo nuevo.

e) Selección de actividades: La persona se compromete con acciones que le permitan cristalizar el nuevo relato construido en la etapa anterior. Realiza un plan con una lista de acciones intencionadas que le permitan pasar de lo que experimenta a lo que desea. Además, incluye cómo enfrentar obstáculos (actuales o posibles) y a las personas significativas ante su nuevo relato. La persona orientadora verifica que el plan sea congruente con el problema, involucra personas significativas que sean recurso de apoyo para la persona orientada, hace refuerzo positivo con base en sus fortalezas y brinda resumen escrito del plan a la persona consultante.

f) Seguimiento: Implica estudiar los resultados de la consulta a corto y largo plazo, lo que le permite a la persona orientadora valorar si se requieren nuevos encuentros.

Este modelo de intervención aplicado en los procesos de orientación vocacional permite asumir una postura más abierta y flexible, centrada en la realidad personal y social, y en el relato que la persona orientada desea construir de sí misma frente a la tarea vocacional que enfrente. Así, este modelo empodera a quien consulta, otorgándole un rol protagónico en la intervención.

Para la persona orientadora supone abandonar modelos lineales que buscan establecer una correspondencia entre personas y profesiones, priorizando pruebas estandarizadas para facilitar dicha tarea. Ubica el ejercicio profesional en un rol de acompañamiento que le permita a la persona orientada identificar el relato que construye de su realidad y de sí misma, para construir una nueva visión de sí y un nuevo rol en esa realidad que le posibilite transformarla en aquello que desea o necesita, comprometiéndose con acciones concretas que materialicen esa nueva visión de sí y de la realidad deseada.

En un contexto cuya constante es el cambio, la incertidumbre y la complejidad de circunstancias que median en el desarrollo personal y colectivo, este modelo constituye una ventana de oportunidad para actualizar la intervención vocacional. Permite un accionar oportuno y pertinente que se ajusta a las necesidades de las personas orientadas ante los desafíos vocacionales que enfrenten en el momento histórico que viven.

Este modelo implica un desafío para las personas profesionales en Orientación, supone reorganizar, revisar y revitalizar los procesos vocacionales que se llevan a cabo. Conlleva asumir nuevos referentes teóricos-metodológicos y, a la vez, realizar los ajustes en las estrategias de intervención individual, colectiva y de pequeños grupos que se implementan en las diferentes modalidades del sistema educativo.

Consideraciones finales

Las personas destinatarias de los procesos de orientación vocacional se encuentran en desarrollo en un contexto que tiene aristas políticas, económicas, sociales, culturales, tecnológicas, relacionales y axiológicas complejas.

Factores como el rezago económico y social de la última década, y el impacto de la pandemia en la economía, la salud, la educación, el desarrollo tecnológico, entre otros, son aspectos que caracterizan el contexto desigual y complejo en que se desarrolla el Servicio de Orientación en el sistema educativo costarricense.

Aspectos que llevan a reflexionar sobre los aspectos teóricos-metodológicos en que se debe asentar la orientación vocacional para responder de forma acertada a las realidades complejas que confluyen en el centro educativo, de manera que los procesos vocacionales que se ofrezcan respondan a una visión que supere el posicionamiento lineal y reduccionista vinculado al ajuste entre personas y profesiones, y que aísla lo profesional del resto de los ámbitos que caracterizan la vida.

En el curso lectivo 2023 el DOEV propuso la estrategia de conversatorio que se desarrolló en las diferentes direcciones regionales del país. Dicha estrategia centró la reflexión en dos perspectivas teóricas: el paradigma de la complejidad y la teoría de construcción de vida (life designing), con el propósito de ubicar el desarrollo de los procesos vocacionales desde una nueva visión.

El paradigma de la complejidad enfatiza en la necesidad de comprender la complejidad que reviste a las personas que se orientan, considerando la interacción de la persona en desarrollo con un contexto con matices políticos, económicos, culturales, relacionales, sociales, tecnológicos y axiológicos, donde intervienen las percepciones, circunstancias, determinantes y azares que constituyen su mundo.

El entramado complejo en que se sitúa la persona le exige una dosis de creatividad para enfrentar los desafíos que se le presentan a lo largo de la vida, de manera que basada en su capacidad de autoorganizarse, se comprometa con acciones que le permitan navegar la incertidumbre y los cambios que caracterizan su vida.

Así, la persona desarrolla una trayectoria que involucra los diferentes ámbitos de la vida, como el profesional. Bajo esta lógica compleja y relacional, la teoría de construcción de vida (life designing) propone ajustar la orientación vocacional hacia un modelo que tome en consideración estos aspectos para brindar un acompañamiento efectivo a las personas de las sociedades del siglo XXI.

Para ello, se requiere actualizar dichos procesos con el fin de superar la visión reduccionista, mecanicista y lineal que ha priorizado el uso del test y lograr el ajuste de personas y profesiones. Todo esto persigue el objetivo de situar la orientación vocacional dentro de una visión que considere la intervención como proceso a lo largo de toda la vida, tanto holística, como en contexto y preventiva.

Este nuevo modelo enfatiza en la construcción de relatos vinculados a cómo las personas perciben los desafíos que experimentan, cómo se perciben a sí mismas y cuál es su rol en estos; con el propósito de que tomen distancia del relato para mirarlo objetivamente. Esto le permitirá construir un nuevo relato y un nuevo rol, para comprometerse con acciones que le concedan transitar de la circunstancia que vive hacia la que desea. Para lograrlo, requiere definir un plan con acciones intencionadas que lo posibiliten, y que contemple cómo enfrentar obstáculos y a personas significativas desde ese nuevo rol o relato que desea realizar.

La persona profesional funge como acompañante en este proceso, siguiendo el relato de la persona orientada para tomar conciencia de su realidad, sus necesidades, sus fortalezas, los cambios en cómo percibe su circunstancia y a sí misma. A la vez, para verificar que el plan que trace para construir un nuevo relato o rol sea congruente con el motivo que originó la consulta. Además, empodera a la persona orientada con un mensaje esperanzador basado en sus fortalezas para que se comprometa y concrete su nuevo rol o relato, e involucra a personas significativas como recurso de apoyo en este proceso.

Este modelo constituye una oportunidad para reorganizar y revitalizar los procesos vocacionales que se ofrecen en los centros educativos. Tanto el paradigma de complejidad como la teoría de construcción de vida (life designing) constituyen un marco referencial apropiado para responder de manera efectiva a los desafíos profesionales que se enfrentan en la actualidad.

Se requiere de un programa de formación permanente para que las personas profesionales de centros educativos actualicen los fundamentos teóricos-metodológicos que sustentan su quehacer desde el área vocacional desde esta nueva visión.

A la vez, volver progresivamente al trabajo por procesos con carácter sistemático y preventivo, para lo cual, se necesita revisar perfiles y funciones, ratios de matrícula y despojar el rol profesional de lo que no le corresponde.

Declaración de conflictos de intereses

La persona autora declara que no tienen vínculos con actividades o relaciones personales conocidas que influyan de forma inapropiada en el proceso editorial.

Referencias

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